Jueves 28 de marzo del 2024
Fertilización estratégica para acortar el invierno
La aplicación de nitrógeno permite adelantar el desarrollo de pasturas y verdeos, un aporte clave en momentos que se necesita mantener el estado corporal de las vacas y obtener ganancias diarias de peso en recría como para entorar a los 15 meses. 
Jueves 03 de septiembre del 2020

La importancia de acortar el invierno, o anticipar la primavera, es fundamental para que no caigan los estados corporales, en momentos crecientes de demanda nutritiva de las vacas de cría y para obtener ganancias diarias en recría, que permitan llegar al peso de entore a los 15 meses o empezar a engordar.
Es sabido que la tardanza en forrajeras templadas en recobrar buenos ritmos de producción se debe (en condiciones normales de humedad) a la falta de nutrientes, específicamente de nitrógeno (N). Esto se relaciona con las bajas temperaturas en el suelo como para que se produzcan altas tasas de mineralización de la materia orgánica.
El suelo amortigua los cambios bruscos de temperatura. Entrado el otoño es normal tener unos grados más en el suelo que en el aire y lo contrario ocurre a finales del invierno, por lo cual, a pesar de que en el ambiente las temperaturas sean óptimas (20-25 °C), las plantas no arrancan.
Hacer que noviembre llegue en octubre
La fertilización nitrogenada en ese momento podría provocar un efecto parecido al de adelantar la primavera, ya que estaríamos aportando el nitrógeno que el suelo no puede darnos, situación  fundamental para planteos de cría que llegan con estados corporales muy justos, en plena demanda por el crecimiento de las crías.
Ensayos llevados a cabo en la Chacra Manantiales (INTA-Ministerio de Desarrollo Agrario), Chascomús, nos reportan respuestas de 15 a 25 kg/ha de materia seca (MS) por kg/ha de urea aplicada. Es decir que fertilizar en agosto con 100 a 120 kg/ha de urea, podría aportarnos 1.500 a 2.500 kg/ha de MS más, o viéndolo desde otra óptica, podría adelantar unos 30 días la entrada a un potrero en comparación con la situación no fertilizada.
Además podría tener un efecto residual, dejando a las gramíneas mejor preparadas para conservar mayor número de macollos y que alguno de estos llegue en estado vegetativo al verano, o sea poder tener forraje más verde y menos pasado en verano.
Es concreto, permite pasar de tasas diarias de crecimiento promedio de aproximadamente 20 kg Ms/ha/día a más de 40 kg en el caso de fertilización nitrogenada en gramíneas como raigrás, o de 15 a 20 kg Ms/ha día a 35 kg, aproximadamente, en pasturas combinando urea y fosfato diamónico (60 y 60).
La dosis de 100 kg/ha no es arbitraria, ya que según trabajos de Alejandra Marino (especialista y referente de INTA en el tema) dosis inferiores a los 50 kg/ha de N (unos 100 kg/ha de urea) generan incertidumbres en las respuestas obtenidas. En ese caso, el éxito de la aplicación dependerá de la magnitud de las pérdidas hacia el ambiente (según las condiciones climáticas, tipo de fertilizante, etc.) y la demanda de la pastura.
Otra ventaja de utilizar dosis de 100 a 150 kg/ha de urea es que en el caso de pasturas polifíticas (mezcla de gramíneas y leguminosas), no habría efecto negativo hacia las leguminosas, es decir que la respuesta es mayoritariamente en las gramíneas pero sin bajar la participación futura de las leguminosas en la pastura.

Para mayor informacion consultar fuente : https://www.valorcarne.com.ar/fertilizacion-estrategica-para-acortar-el-invierno/

Por Matías Bailleres, Chacra Experimental Integrada Chascomús (INTA-MDA)


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